jueves, 18 de abril de 2013

¿Correr descalza? Si yo puedo, cualquiera puede

Correr es algo natural, no necesitamos aprender a hacerlo. Ningún niño pequeño necesita clases de técnica de carrera. Y sin embargo tenemos que reconocer que cuando crecemos lo habitual es que tengamos problemas para correr y lesionarnos si nos empeñamos en insistir en ello.

Como casi todos los corredores minimalistas yo tengo un pasado amortiguado y, por tanto, sé lo que es estar en los dos bandos. De hecho tengo dos pasados amortiguados: el primero de niña y jovencita cuando pertenecía a esa pequeña élite local de corredoras que siempre subía al podio; el segundo de corredora machacada y machacona que lucha contra las lesiones dentro de ese grupo de sufridos y masoquistas corredores que se esfuerzan por seguir haciendo lo que les gusta sin romperse del todo y para ello recurren al cada vez más: cada vez más protección, cada vez más amortiguación…

Parece ser que tengo un cuerpo muy frágil, debe de ser que consumir gluten durante casi toda mi vida no me ha hecho bien. Sea por eso o no, lo cierto es que a pesar de esas súper-zapatillas con súper-amortiguación que usaba, finalmente me rompí del todo y tuve que dejar de correr. Quizás eso fue lo mejor que me pudo pasar porque soy tan cabezota que no dejo de intentar algo hasta las últimas consecuencias y si hubiese podido seguir mal-corriendo lo hubiera hecho.