lunes, 2 de diciembre de 2013

MARXA DEL GARRAF CON HUARACHES, LA CRÓNICA

La Marxa 


La Marxa del Garraf es una marcha de resistencia por montaña organizada por la Unió Muntanyenca Eramprunyà con inicio y final en la población de Gavà. Se trata de un recorrido circular de 45 kilómetros con 3200 metros de desnivel acumulado con igual cantidad de subida que de bajada. En las últimas ediciones se ha añadido la opción de hacer una versión corta de 21 kilómetros que ha hecho que mucha más gente se anime a ponerse cada año en la línea de salida. La marcha, que recorre gran parte del parque natural del Garraf incluyendo la subida a la montaña más alta de la zona (593 m) y la bajada hasta la misma arena de la playa en la población costera de Garraf (término de Sitges), es una prueba no competitiva sin premios para los primeros que se lleva haciendo de manera ininterrumpida desde hace 19 años.


Garraf: Caminos



No fue hasta el 2005 cuando me enteré de su existencia. Ese año la hice caminando junto a un grupo de amigos y compañeros de trabajo. Llegamos casi apurando el tiempo máximo otorgado por la organización para hacerla (12 horas) y, en mi caso, con un terrible dolor de rodillas. Una semana después mis piernas todavía no respondían; y eso que el recorrido de esa edición era más suave que el actual. Desde aquel lejano 2005 han pasado muchas cosas en mi vida, entre ellas importantes problemas de salud que han impedido que pudiera volver a ponerme en la línea de salida. Este año, cuando por fin todo parecía ir bien y a tres semanas vista, apareció un problema que a punto estuvo de evitar otra vez mi participación.   


¿Por el monte con sandalias? 


Mi camino hacia la Marxa del Garraf 2013 comenzó en verano cuando viéndome a mí misma correr por el campo con las Luna Sandals Mono comencé a imaginarme también por el Garraf con ellas. El camino no ha sido fácil; he tenido un verano duro en el que, por razones personales, he entrenado mucho menos de lo deseado y gran parte de ese entreno he tenido que hacerlo por terreno completamente llano. Sin embargo en los últimos 2 meses sí que he podido hacer algún entreno más largo (de más de 15 km), con desniveles y por el mismo terreno por el que discurre la carrera. Y siempre con los Luna Sandals en los pies. Eso hasta que, justo 3 semanas antes de la prueba y en la última salida exigente que quería hacer (28 km), tuve un tropiezo y me lesioné el dedo pulgar del pie derecho. 

Ya había hecho algunos entrenos con huaraches y calcetines de dedos, unos Injinji bastante gruesos (los únicos que tenía), pero ese día estrenaba unos OS2 más finos, un modelo de tejido muy resistente específico para montaña. El problema es que con ese modelo concreto mi pie resbalaba sobre la superficie de la sandalia. A las 6 de la mañana, con poca luz, muchas piedras y un camino estrecho, mi pie resbaló varias veces pero yo no quise hacer caso. El último de los resbalones fue el peor. Sentí un dolor muy agudo en el dedo y al volver a ponerlo en el suelo apenas podía cargar peso sobre el pie. Me tuve que parar y sentarme como pude en mitad del oscuro camino, me cambié los calcetines (llevaba los viejos en la mochila) y después me levanté y continué caminando con dificultad durante un rato. Cuando el dolor fue más humano comencé a correr y así hicimos mi hermano y yo unos 26 kilómetros más (28 en total). Notaba dolor en cada paso que daba pero me parecía que corriendo el dolor era más soportable que caminando. Ya en casa, vi que el dedo no tenía buen aspecto y unas horas después ya no podía caminar. Acabé en urgencias donde me hicieron un par de radiografías y, tras descartar una fractura, me vendaron el pie y me prescribieron descanso y antiinflamatorios. Eso a 3 semanas de la Marxa significaba que con toda probabilidad no podría hacerla. 


Marxa del Garraf 2013: 3 semanas antes
Dedo día 1 y día 2, la cosa iba a peor

Me pasé una semana con el dedo totalmente inmovilizado y el pie en alto. Durante la siguiente semana y haciendo caso omiso al médico comencé a moverme y a cargar peso muy poco a poco. No soy una experta en traumatismos pero sé lo suficiente como para desconfiar de un tiempo de reposo excesivo y estoy completamente convencida de que, salvo situaciones muy concretas y puntuales, los antiinflamatorios no van a aportar nada bueno más allá de aliviar momentáneamente un dolor que podía soportar perfectamente sin necesidad de tomar nada. Así que, una vez descartada la fractura y tras el obligatorio descanso, comencé mi particular rehabilitación forzando de manera progresiva y utilizando el dolor como guía. Así me planté a una semana de la Marxa todavía con dolor y dificultades para apoyar el pie de un modo normal y convencida de que hacer 45 km en esas condiciones sería una locura peligrosa además de algo totalmente imposible.   


Sí se puede  


En esas estaba cuando, ya descartada mi participación en la prueba, continué con mi “rehabilitación”: un día salía a caminar por la montaña, otro me atrevía a trotar un poco... Siempre con dolor pero cada vez más cerca de un tipo de dolor al que yo llamo “sanador”, ese dolor que aparece cuando forzamos un poco de más pero que parece ayudar a superar un límite. Después de cada salida el dedo me dolía más pero cada día parecía estar mejor que el anterior. Así llegué a la última semana en la que finalmente me atreví a salir a correr muy despacio durante 9 kilómetros. Todas estas últimas salidas las hice con zapatillas minimalistas de montaña ya que me daba miedo ir con huaraches porque me preocupaba que la tira que pasaba justo por mi dedo lesionado me hiciera daño. Esos 9 kilómetros hicieron que me envalentonara y empezara a plantearme ponerme en la línea de salida para hacer al menos una parte del recorrido. La Marxa sale de Gavà casi al nivel del mar, luego sube hasta una altura de unos 522 metros para luego bajar hasta la playa de Garraf, poco después del kilómetro 16. Mi plan era hacer esa parte y, una vez en la playa, abandonar y volver a casa en tren. El miedo también me había hecho decidir que me calzaría zapatillas en vez de las sandalias. 


Marxa Garraf 2013: Preparación Inov-8 Bare-Grip 200
Probando el estado de mi dedo con las Inov-9 Bare-Grip 200

Un par de días antes del día D me atreví a salir a trotar por asfalto con mis Luna Sandals Mono y para mi sorpresa no noté apenas molestia en el dedo lastimado. Eso trastocó mis planes. Había hecho todo el entrenamiento con huaraches, son el calzado con el que más a gusto me sentía y mis pies, mi cuerpo y mi mente me decían a gritos que si me ponía en la línea de salida tenía que hacerlo con sandalias. El día anterior a la carrera me los puse y no me los volví a quitar hasta que me fui a la cama, incluso fui con ellos a recoger el dorsal y la camiseta. Mientras pasaban las horas sentía que si finalmente me ponía en la línea de salida lo haría con mis sandalias.   

La tarde anterior a la Marxa la pasé con una actividad frenética preparando comida para 45 kilómetros: 3 huevos, 3 bolsas de boniato machacado a modo de gel energético, 4 pastillas de sales y el Camelback con agua. Durante la Marxa hay 6 avituallamientos pero salvo recargar agua no pensaba comer ni beber nada de lo que ofrecía la organización. Actualmente hago una dieta bastante restringida debido a mi condición de celíaca diagnosticada de adulta y con muchos problemas de salud asociados a ello así que prefiero controlar exactamente lo que como y el único modo es cargar yo con mi propia comida.   



Salida   


A las 4:40 suena el despertador. Reviso todo lo revisable, me visto con pantalón corto, camiseta de manga corta y cortavientos. En los pies las Luna Sandals Mono con calcetines gruesos porque pienso que de ese modo mi dedo lesionado quedará más protegido. No desayuno a pesar de que no he comido nada desde las seis de la tarde del día anterior. Bebo agua y café y me tomo una pastilla de sales antes de salir a encontrarme con mi amiga Luci, que también hará la Marxa. Queremos llegar pronto para ponernos en la “jaula” de los corredores. Se trata de un trozo de terreno acotado en el que se pueden meter todos aquellos que quieren correr, al menos en los tramos en los que el terreno y las piedras lo permitan. Cuando suena el chupinazo de salida todavía no puedo creerme que esté ahí moviendo mis piernas cuando hace sólo unas semanas no podía ni apoyar mi peso en una de ellas. 


Marxa Garraf 2013: Salida
Antes de salir. Mi amiga Luci a mi derecha, yo con huaraches y calcetines.

Una hilera de luciérnagas 



Los primeros 2 km son totalmente llanos, muy suaves, pero enseguida empiezan las subidas. Para mi sorpresa en la primera subida todo el mundo se para y comienza a caminar. Yo me desespero un poco porque mi mente estaba demasiado acelerada y quiero seguir corriendo pero viendo la cola que hay y la imposibilidad de adelantar me acomodo al ritmo de la mayoría y camino. La subida es muy dura y larga pero como vamos caminando podemos ir charlando y no se hace demasiado pesada. Mientras vamos subiendo me doy cuenta de que realmente quizá sea mejor hacer esta subida caminando porque hay que ahorrar fuerzas. No sé cómo responderá mi dedo y no hay que olvidar que llevo 3 semanas sin entrenar nada. La prueba es larga, son 45 kilómetros y... me doy cuenta de que empiezo a plantearme no abandonar en Garraf como tenía pensado. Decido olvidar el tema de momento y centrarme en la subida. 

Marxa del Garraf 2013: Hilera de luciérnagas
Hilera de luciérnagas formada por los frontales

En realidad son 5 subidas consecutivas a 5 colinas con algún pequeño descanso entre ellas. En algo menos de 8 km se ascienden unos 500 metros. Allí está el primer avituallamiento y luego viene una bajada vertiginosa hasta el mar. En uno de los rellanos antes del avituallamiento comienzo a correr. Al principio Luci me sigue pero luego veo que se para y camina porque su frontal apenas alumbra y la zona es muy abrupta para correr sin luz, así que la espero un poco para que pueda ver el suelo con la luz de mi frontal. Afortunadamente pronto comienzan a verse los primeros rayos solares y el suelo deja de ser un pozo oscuro lleno de trampas. De todos modos el suelo sigue exigiendo concentración; yo la pierdo durante un segundo en que tengo la cabeza girada para hablar con Luci y noto como mi pie derecho hace un mal apoyo. De manera inmediata noto un dolor agudo en la parte posterior de la pantorrilla que me molesta a cada paso que doy. El dolor no me impide seguir pero me quedo preocupada durante un rato hasta que finalmente me olvido de él. Sigo un rato más junto a Luci charlando con calma hasta que sin casi darme cuenta comienzo a acelerar el paso y veo que se queda atrás.

Fotografié a Luci sin ver las FiveFingers del que había a su lado 

Enseguida llego al primer avituallamiento, bebo agua y como algo de boniato. Espero un poco por si Luci aparece pero como no la veo sigo caminando mientras como algo más de boniato y medio huevo duro. Cuando acabo de comer comienzo a correr por una parte bastante desagradable del recorrido, un tramo de asfalto con una pendiente de bajada brutal que hago corriendo. Después del asfalto volvemos a un sendero estrecho por el que se continúa bajando hacia la playa. El paisaje de bajada es muy bonito. Bordeamos un barranco muy profundo y tras algunas de las curvas del camino ya se ve el mar. Bajo con mucha precaución porque en alguno de los apoyos mi dedo se ha quejado. Como ya es de día muchos de los participantes se fijan en mis sandalias. Yo voy respondiendo a sus miradas y comentarios de incredulidad tratando de explicar en qué consiste eso del minimalismo. 




El mar 



Marxa Garraf 2013: Playa de Garraf
La playa de Garraf

En Garraf tengo que decidir si seguir o dejarlo. No sé qué hacer y me lo tomo con mucha calma. Repongo agua en el Camelback, bebo, como más boniato y huevo y me tomo una pastilla de sales. Aquí vuelvo a pasarme un rato conversando con algunos de los participantes que me dicen que “lo tuyo sí que tiene mérito” mientras señalan mis pies calzados en los Luna Sandals Mono. Les digo que tengo el mismo mérito que ellos, ni más ni menos. Algunos me preguntan por qué corro con ese calzado y les explico. Me sorprende que todo el mundo esté dispuesto a escuchar y que nadie me diga que es una locura llevar ese calzado por montaña. De hecho la mayoría de los que me preguntan saben que se trata de calzado minimalista y tienen mucha curiosidad por saber más sobre el tema. 

En este avituallamiento estuve mucho tiempo, me senté en un banco, evalué el estado de mi dedo y me cambié los calcetines. Todo parecía estar bien. Llamé a casa para contar que mi dedo aguantaba. También llamé a Luci porque no la veía llegar pero pensaba que estaría muy cerca y así era, así que decidí esperarla. Cuando Luci llegó yo estaba helada de frío porque llevaba cerca de media hora parada tratando de decidir qué hacer. Finalmente tomé la decisión: quería terminar lo que había empezado. Esperamos un momento para que Luci pudiera comer algo y beber, nos hicimos una foto y continuamos. Yo estaba eufórica, quizás demasiado porque quedaban casi 30 kilómetros por delante y no sabia si mi cuerpo respondería. 


Marxa Garraf 2013: Avituallamiento de Garraf
En la playa de Garraf cuando ya había decidido seguir

Después de Garraf hay que volver a subir de nuevo para acabar coronando el monte más alto del parque, la Morella, aunque aún queda mucho hasta llegar. La primera parte de la subida es un tramo cementado con mucha pendiente y luego tomamos un sendero muy estrecho y lleno de piedras sueltas que rodea una cantera que se ha ido comiendo literalmente la montaña. Por aquí es por donde me había hecho daño hacía 3 semanas. Voy con mucho cuidado porque tengo miedo de volver a dar un mal paso. Después llega un largo tramo de pista en subida intercalada con algunas bajadas y falsos llanos. Yo aquí quiero correr y animo a Luci a que lo haga también. Vamos un rato juntas pero finalmente ella se para y camina y yo sigo corriendo así que nos separamos. Cuando me quedo sola aumento un poco el ritmo y no dejo de correr incluso en algún repecho puñetero en el que hubiese sido más sensato reservarme. Mi cuerpo empiece a mostrar signos de cansancio. 

El siguiente avituallamiento es para mí como un oasis; bebo mucha agua y como más boniato y huevo. Aquí no paro mucho porque creo que ya no me reencontraré con Luci y sigo corriendo. El tramo hasta el siguiente avituallamiento se me hace eterno. Voy corriendo pero noto que no lo hago cómodamente, me duelen las piernas y noto como que me falta energía. Llevamos ya cerca de 30 kilómetros y empiezo a hacer cálculos sobre la cantidad de comida que llevo y el tiempo que me falta. En cada avituallamiento voy tomando media bolsita de boniato y medio huevo, pero creo que me faltarán carbohidratos (boniato) porque me noto floja. Sigo avanzando y contando los kilómetros hasta el siguiente avituallamiento como si me fuera la vida en ello. Tan pronto como llego a los controles bebo y engullo como una desesperada mi media bolsita de boniato y mi medio huevo duro.   

El control de Can Carxol es también el avituallamiento del bocadillo de butifarra, que preparan en el momento. Me ofrecen un bocadillo y digo que no, que soy celíaca y no puedo tomar pan. La señora que me lo ofrece se preocupa por si paso hambre pero le digo que ya llevo comida. Me dice que puedo comer naranja y estoy tentada de coger un trozo pero evito la tentación cuando veo que están cortando la naranja con el cuchillo del pan.      


Marxa Garraf 2013: Can Carxol. Bocadillo butifarra.
Can Carxol: Avituallamiento del bocadillo de butifarra


El Viento 


Las previsiones meteorológicas avisaban de rachas de viento que podían llegar a ser muy fuertes pero hasta ese momento el aire no había sido más que un molesto acompañante, algo que se podía ignorar con un cortavientos para evitar el frío. A partir de Can Carxol desaparecen los pequeños llanos y la subida ya es constante hasta la Morella. Por esta zona el viento sí que sopla fuerte. Es especialmente desagradable en un sendero estrecho y empinado en el que quiero ir más rápido porque no me gusta estar tanto tiempo expuesta al viento pero en el que adelantar resulta casi imposible. En todos los puntos en que puedo adelantar lo hago pero una y otra vez aparece alguien que me obliga a ralentizar la marcha. Lo paso mal avanzando tan despacito con tanto viento hasta que por fin llego a la cima de la Morella. Allí, justo en el punto de paso, hay una chica parada buscando algo en la mochila y descansando; supongo que no se da cuenta de que está cortando el paso a todos los demás y de que ha elegido el peor sitio para pararse. La sorteo como puedo y comienzo a bajar sin pararme a admirar las vistas sobre el delta del Llobregat; demasiado aire para detenerme justo ahí. 

Desde aquí todo es bajada y eso me preocupa porque estoy muy cansada y me noto torpe. En los primeros metros tropiezo dos veces con el pie izquierdo (el del dedo lesionado) lo que hace que baje el ritmo y ,aunque voy trotando con pasos muy cortos y rápidos, mi velocidad es equivalente a si fuese caminando. Me doy cuenta de que por muy rígidas que note las piernas el problema está en mi mente, de que necesito concentrarme en levantar los pies y buscar buenos apoyos. A partir de ese momento no vuelvo a tropezar. La bajada es en algunos trozos muy pronunciada y yo centro mi atención en el suelo y en tratar de flexionar para amortiguar al máximo en cada pisada. A ratos voy sola y cuando oigo a alguien detrás de mí dando zapatazos me hago a un lado del estrecho sendero para dejarlo pasar.

En el penúltimo avituallamiento engullo mi ración de boniato y huevo guardando un poco para el final. Estoy hambrienta pero resisto la tentación de comérmelo todo. Llamo a casa para decir que todo va bien y que llegaré en unas 2 horas y sigo caminando alternando con algunos tramos de trote. Cada vez me cuesta más correr y cuando lo hago mi ritmo es muy lento. 

Marxa Garraf 2013: Paisaje


En cierto momento el suelo calcáreo de piedras blancas se tiñe de color rojo. Estamos en las inmediaciones del antiguo castillo medieval de Eramprunyà. Por aquí el terreno está formado por rocas de arenisca roja que una vez descompuestas se convierten en una fina arena. Antes de llegar al castillo nos desviamos para tomar el antiguo camino medieval que nos llevará hasta Gavà. Por aquí hay mucha gente paseando procedente del pueblo y yo voy adelantándolos con mi trote cansino. Estoy muy cansada pero troto y voy saltando de piedra a piedra y tiro porque me toca. La parte final del camino medieval es la peor: muy inclinada, mucha roca y malos puntos de apoyo.   

Después del pedregoso y descompuesto camino medieval viene la calma, una zona casi llana de tierra muy agradable para correr, pero yo ya no tengo fuerzas para hacerlo y camino. No paro de pensar en comida: naranjas, plátanos… Decido comerme mis últimas reservas antes de llegar al último control y continúo muy despacito trotando algunos metros y caminando otros hasta que llego al último avituallamiento en la entrada de la urbanización de la Sentiu. En el control nos dicen que sólo quedan 2 kilómetros pero yo, que conozco la zona, sé que queda algo más, calculo que unos 4. De todos modos esto ya está hecho. En este avituallamiento hay golosinas y trozos de naranja. No veo pan y pienso que es poco probable que la naranja esté contaminada de gluten así que me animo a tomar un trozo y llevármelo a la boca. Ese acto es mi perdición, a partir de ese momento ya no puedo parar de engullir naranja durante un rato. Los voluntarios de la organización al verme ahí parada comiendo me dicen: "Pero si la meta está ahí mismo". Yo les respondo que sí pero sigo ahí quieta comiendo. Finalmente puedo desengancharme del puesto de naranjas aunque tomo dos trozos más para el camino. 
  
  

La meta  


El recorrido incluye lo que parece una visita turística a la urbanización de la Sentiu, por la que damos bastantes vueltas. Yo camino mientras como y pienso que tan pronto como me termine la naranja tengo que volver a correr porque quiero llegar corriendo a la meta. Me cuesta mucho convencer a mi cuerpo de volver a correr. Una vez en movimiento se trata de ordenar a las piernas que sigan moviéndose y no dejarme vencer. Después de la urbanización sólo queda un camino de tierra fácil, luego hay que cruzar el parque del Milenio y por fin llego a la meta, emocionada, al límite de mis fuerzas y sonriendo… Lo he conseguido.  

Los miembros de la organización me dan, además de bebida y unos obsequios, un papel que imprimen delante de mí en el que dice que he completado el recorrido en 8 horas 15 minutos, pero el tiempo es lo que menos me importa. He conseguido llegar a la línea de meta y casi no puedo creérmelo. Mientras deambulo por allí con una botella de agua en la mano mis ojos buscaban a Phi, que tenía que estar por allí esperándome. Como no la encuentro me siento en el suelo y me quedo durante un rato allí con los pies en alto. Me quito los huaraches y veo que los pies están perfectos. Enseguida aparece Phi; resulta que he tardado bastante menos en llegar que esas dos horas que le había dicho por teléfono y por eso se ha perdido mi llegada. Estamos un rato allí sentadas en el suelo mientras como plátanos y mandarinas y los demás participantes se comen el bocadillo que los voluntarios reparten a los que llegan.

Marxa Garraf 2013: Pesque finisher
Pesque finisher con la camiseta de la Marxa

Después de un rato sentada lo peor es levantarme y descubrir que ese mal paso que había dado en los primeros kilómetros es ahora un dolor terrible en el soleo de la pierna derecha, además de que mis rodillas están completamente rígidas y me duelen con cada mínimo movimiento. Poco a poco comienzo a moverme y nos dirigimos a la piscina municipal, donde hay lavabos y duchas. Me cambio de ropa y voy bajando de la nube en la que estaba mi mente. Mis pies están perfectos, incluyendo mi dedo lesionado y quiero hacerme algunas fotos. Me duele casi todo, incluyendo la espalda y los brazos, pero curiosamente los pies son lo que mejor tengo.     

Mi amiga Luci llega no mucho después de mí. Finalmente ha hecho 8 horas 53 minutos, un gran tiempo. Mi hermano Manuel, que también la ha hecho corriendo, había llegado hacía mucho. Ha hecho 5 horas 14 minutos y eso que se lo quería tomar con calma. Debo a los dos el haberme animado a conseguir terminar esta marcha, primero acompañándome en mis entrenamientos y luego animándome en los días posteriores a mi lesión en los que pensaba que no conseguiría ponerme en la línea de salida. 


Apuntes sobre el calzado   


Quizás lo que más llame la atención de esta crónica a aquellos no familiarizados con el barefoot running sea el hecho de haber elegido como calzado unos huaraches. El Garraf no es el Pirineo pero el terreno es lo suficientemente pedregoso y accidentado como para que el calzado de montaña sea considerado un requisito necesario. Entonces, ¿por qué usar sandalias? La respuesta es simple; de todas las zapatillas que tengo de montaña, algunas minimalistas y otras tradicionales, las Luna Sandals Mono me parecieron la mejor elección posible. Mi única duda venía motivada por mi lesión pero finalmente corrí con ellas porque pensé que realmente tenía las mismas posibilidades de hacerme daño en el dedo con uno y otro calzado. La inconsciencia, si la hubo, fue atreverme a hacer 45 km por montaña sólo tres semanas después de haberme lesionado pero no el hecho de hacerlo con huaraches. Si alguien quiere saber más sobre por qué me gusta tanto correr con este calzado hace unas semanas escribí mi opinión sobre las Luna Sandals Mono aquí.    


Marxa Garraf 2013: Pies después de hacerla con huaraches
Mis pies después de hacer 45 Km con Luna Sandals Mono


Apuntes sobre la alimentación   


Después de un año y cinco meses siguiendo una dieta de tipo evolutivo todavía son muchas las cosas que debo aprender sobre nutrición en general y sobre alimentación aplicada a mis necesidades específicas como celíaca que hace deporte en particular. Después de diversas experiencias con productos comerciales pensados específicamente para la nutrición deportiva, de un tiempo a esta parte estoy tratando de cubrir mis necesidades de alimentación durante el ejercicio con alimentos naturales. Durante esta prueba los carbohidratos los cubrí con boniato y las proteínas con huevo, rico en aminoácidos ramificados y también provisto de grasa.     

Después de varias ensayos realizados en salidas largas pensé que llevaría suficiente alimento pero me equivoqué. Realmente me quedé corta de carbohidratos puesto que no tuve en cuenta que conforme se van gastando las reservas de glucógeno la necesidad de ingestión de carbohidratos aumenta de un modo no lineal. En cuanto a los huevos, creo que acerté completamente con el alimento y con la cantidad. Probablemente en futuras ocasiones experimente con alguna otra fuente de carbohidratos naturales y aumente las cantidades, aunque pienso que el boniato es una excelente opción. 



Para finalizar   


Pasadas ya unas semanas puedo afirmar satisfecha que la decisión de tomar la salida de la Marxa del Garraf fue acertada puesto que no ha supuesto una recaída de mi lesión. Mi cuerpo acusó el esfuerzo y la falta de entrenamiento se notó, pero pude asimilarlo y aprender con ello una importante lección sobre cuánto y cómo puedo esforzarme, sobre qué y cuánto comer y sobre en qué punto me encuentro en cuanto a mi estado de forma físico y de salud general. Me llevo en definitiva una nueva experiencia que me sirve para saber que quizás no lo estoy haciendo del todo mal en este camino de coherencia en mi estilo de vida que emprendí ese ya lejano día en que decidí dejar de ser simplemente un número más en las listas de enfermos crónicos para tomar las riendas de mi salud. Pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

11 comentarios:

  1. Felicidades¡¡¡,que coraje...muy curioso lo de la alimentacion a base de boniato y huevo,muy original, eso desde luego.Con frecuencia el querer y la mente esta por encima de todo. Que sigas tan bien.
    UN abrazo.

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    1. Hola, maratonman, un placer verte por aquí :-)

      A mí la necesidad me ha llevado a ser "original", por eso como como una troglodita y corro con sandalias, jeje. Pero lo importante es que así puedo hacer lo que me gusta y sentirme cada vez mejor. ¿Por cierto tú no te has planteado alguna vez probar con la paleodieta? es genial porque pierdes peso sin hambre y se produce un aumento de fuerza y energía. Si alguna vez te animas ya sabes dónde estoy ;-)

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  2. Buena carrera no? las huaraches con calcetines no las veo, en el maraton de Malaga iba a salir con ellos, pero como no haga mucho frio salgo a pelo, no me terminan de convencer. Un saludico.

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    1. Hola Paco.

      Yo también prefiero los huaraches sin calcetines pero tengo la piel muy delicada y siempre acabo con rozaduras y heridas en los pies así que para tanta distancia prefiero llevarlos. Además en esa zona hay mucho matorral bajo con espinas y no sé muy bien por qué pero tolero mejor los arañazos en las piernas que en los pies. El frío no es problema porque con la temperatura que hace por aquí (Barcelona) los pies se calientan enseguida.

      ¿Por cierto, qué tal te fue en Málaga? Otro saludico para ti.

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  3. Hasta en el Pirineo una va en huaraches y/o descalza :)

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    1. Holaaa, wildheidi.

      Pues sí, se puede ir casi por cualquier sitio descalza y/o con huaraches y eso es aplicable sobre todo a chicas-cabra como tú. Yo todavía no soy capaz pero todo se andará :-)

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  4. Hola Peque, me alegra que sigas evolucionando, considero las huaraches uno de los mejores calzados minimalistas para correr y por supuesto VIVA LA ALIMENTACIÓN PALEO.

    Un saludo y nos vemos.

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  5. Hola blancaflor96, muchas gracais por tu comentario.

    No puedo decir más que estoy de acuerdo contigo, me encanta correr con huaraches y comer paleo es para mí simplemente algo así como comer comida de verdad.

    Un saludo.

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  6. Hola campeona quería felicitarte por tu resultados tu esfuerzo constancia valentía ...
    Llevo 4 meses corriendo como minimalista ya he corrido dos horas descalzo... Y estoy supercontento.
    Estado alternando con five fingers spirydon y eh llegado hacer con ellas 29 km ...
    Recientemente empezado a usar las luna oso y bueno mucha protección frente a las five pues son 11 mm y las five 3'5mm...
    Pero el sábado hice 19 km con las luna y se me metían chinas por detras...
    Resultando me muy molesto ..
    Me ajuste las sandalias varias veces.
    Esto de las chinas es normal? O es que tengo que cambiar mi técnica levantar mas el pie esperar que cojan la forma de mi pie ..
    Solo hecho unas 3 sesiones con ellas en total unos 45-50km.
    Te agradaceria un montón alguna sugerencia pues en setiembre tengo Madrid-SEGOVIA 102 km mi primer ultratrail...
    Me introduje en el minimalismo por lesión en la cintilla iliotibial corria con nike pegasus...
    Y plantillas...
    Bueno mil gracias y que ese espíritu de campeona perdure siempre en tu corazón..
    masenergiayvitalidad@hotmail.com

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    1. Hola Anónimo:

      En primer lugar te pido disculpas por haber tardado tanto en responder a tu comentario. He estado muy ocupada y simplemente no lo había visto. En segundo lugar muchas gracias por tus palabras de reconocimiento.

      A continuación te daré mi opinión sobre lo que comentas. Las Luna Sandals Oso son las sandalias de esta marca que más protección aportan pero como contrapartida también son las más rígidas y las que más cuesta domar. Las Mono y las Venado enseguida se adaptan al pie pero con las Oso la adaptación es un poco más lenta. La rigidez y protección de las Oso se agradece en terrenos muy pedregosos pero quizás resulte excesiva para terrenos más fáciles. Independientemente de modelos concretos, los huaraches son un calzado un poco especial al que algunas personas tardamos un poco en adaptarnos. Yo al principio necesitaba parar bastante para ajustarme las sandalias ya que tenía la sensación de que se me iban a salir (aunque luego no se me salían). Me costó encontrar el ajuste más cómodo para mí pero una vez conseguido, correr con ellas se ha convertido en un placer sólo comparable a correr descalza. La tira adicional de las Oso va muy bien para conseguir un ajuste perfecto; yo la uso también con las Mono y las Venado.

      En cuanto a las piedrecillas que se meten entre el pie y la sandalia para mí eran una molestia al principio pero ahora cuando corro por montaña casi que no entran y si alguna lo hace sale enseguida. Esas piedras sí que me suponen una molestia mayor cuando camino y creo que es porque al caminar levanto menos los pies. Correr con huaraches me ha ayudado a mejorar mi técnica porque me obliga a ser muy consciente de cada uno de mis pasos. Con huaraches un tropezón con una piedra puede suponer hacerme mucho daño en el pie y por eso levanto más los pies y trato de asegurarme buenos apoyos en cada paso. Un buen truco para levantar los pies es el que menciona Danny Dreyer en su libro El Correr Chi. Consiste en imaginar que hay una barra horizontal y paralela al suelo que sale de cada uno de mis tobillos, de manera que en cada paso que doy tengo que asegurarme de que cuando se eleva el pie para iniciar una nueva zancada sube lo suficiente como para pasar por encima de esa barra imaginaria. Esto me sirve para evitar tropiezos y para que menos piedras acaben metiéndose entre el pie y la sandalia. Por otra parte, creo que después de un tiempo corriendo con sandalias la piel de mis pies está más curtida y eso hace que las piedras pequeñas que puedan entrar normalmente no me molesten, simplemente noto como entran y como salen por sí solas.
      (Sigue...)

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    2. (...Continuación)

      Por último quiero advertirte de que tengas mucho cuidado con tu progresión con el minimalismo y no tengas prisa por quemar etapas demasiado rápido. Cada uno tiene su propio ritmo y la transición será diferente para cada persona pero ante la duda no fuerces porque las adaptaciones que tiene que sufrir todo el conjunto músculoesquelético de tus pies y piernas son grandes y cuando la adaptación no es todo lo progresiva que debiera pueden aparecer lesiones importantes. Te digo esto porque con el poco tiempo que llevas corriendo minimalista la mayoría de la gente suele progresar de un modo más lento que tú. De todos modos, como te he dicho antes, cada persona es distinta y también conozco algún caso de progresión rápida como el tuyo sin ningún tipo de problemas ni lesión asociada. Aun así insisto, no te confíes. Somos muchos los que nos hemos pasado al minimalismo huyendo de las lesiones pero no debemos olvidar que si no dejamos que nuestros tendones, músculos, huesos y articulaciones se adapten de manera adecuada podemos acabar padeciendo otro tipo de lesiones.

      No conozco el recorrido de la Madrid-Segovia pero por lo que he leído se trata de una carrera dura, sobre todo por la distancia y el perfil ascendente, pero con un recorrido no demasiado técnico. Si es así y el terreno no es pedregoso en exceso yo creo que las Oso puede que tengan una protección excesiva. Para una carrera así probablemente vayas más cómodo con unos huaraches menos rígidos (como las Mono) o bien con las FiveFingers Spyridon. Éstas últimas zapatillas las he empezado a usar hace poco y aunque he hecho muy pocas salidas con ellas me ha sorprendido gratamente la buena combinación de protección y sensación de suelo. Lo que más me disgusta de momento es lo calurosas que son ahora en verano frente a los huaraches y que noto alguna molestia en el dedo meñique de uno de los pies, aunque creo que se debe simplemente a que necesito algo más de adaptación.

      Espero que mis respuestas te sirvan. Si tienes más dudas aquí me tienes. Intentaré no despistarme y responder antes.

      Saludos.

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