El calendario dice que hoy es día
de balance, reflexión y despedida. Momento de nostalgia de lo vivido y de
oportunidad para un tiempo nuevo. Punto y seguido que, si queremos, podemos convertir
en un punto y aparte.
Todos los años comienzan de una
manera parecida. Sueños y proyectos que siempre parecen nuevos. Brindis,
sonrisas y, en España, uvas de la suerte. Buenos deseos con los que cubrir, por
unas horas, los miedos e incertidumbres que nos acompañarán a lo largo de este
nuevo año como sucedió en los años precedentes.
Despedí 2015 sonriendo, corriendo
sola y sin dorsal, confiada y desprevenida. Pero el nuevo año, que ya es viejo,
trajo a mi vida dolor y miedo. 2016 ha sido un año demasiado duro y, sin
embargo, no dejo de pensar en que soy una privilegiada.
Perdí la energía, la salud y los
sueños. Mi vida quedó a merced de bisturís y tubos flexibles. Mis proyectos,
aplazados. Durante muchos meses la sangre bombeó en sentido contrario y mi
cuerpo y mi mente se fueron marchitando; despacio al principio, aceleradamente
después. Y sin embargo me considero una afortunada porque finalmente la vida me
sonrió. El dolor cedió, la fuerza poco a poco va regresando y en el camino
aproveché para aprender un par o tres de lecciones que todavía tenía
pendientes.
Este año no lo despediré
corriendo porque mi cuerpo todavía no está preparado para hacerlo pero sí que lo
haré con una sonrisa. Hoy compartiré el final de año con muchas personas. Entre
ellas hay algunas para las que este año todavía ha sido más duro que para mí
porque cuando en el camino nos dejan personas que nos importan es difícil ver
el futuro como algo diferente a un abismo oscuro y profundo.
El año que ahora acaba puede
haber sido feliz o desdichado, productivo o estéril, puede que nos hayamos
sentido especialmente afortunados o terriblemente desolados, pero de lo que no
cabe duda es de que el próximo año, como todos, pone ante nosotros una nueva
oportunidad de aprender lo que ignoramos, de actuar del modo en que queremos, de
crear sueños, de ser, en definitiva, aquello que hemos decidido ser. El paso de
los días modificará, sin duda, nuestros deseos iniciales pero no debemos
olvidar que nosotros somos los protagonistas de nuestra vida, los responsables
de cómo enfrentamos lo que sea que nos suceda.
El año que está a punto de
comenzar viene para mí, como no podría ser de otra manera, cargado de ilusiones,
esperanzas, sueños y proyectos. Un nuevo capítulo de vida, una oportunidad para
reinventarse y crecer… Pero eso será a partir de mañana porque esta noche
quiero dedicarla a despedir 2016 de una manera especial. Sé que será un año
difícil de olvidar por lo malo pero también por todo lo aprendido.
Esto es todo por hoy, feliz fin de año y feliz inicio de un nuevo año para todos aquellos que hoy (o cuando sea) me estén leyendo. A partir de mañana tocará empezar a construir y escribir sobre nuevos proyectos.
Esto es todo por hoy, feliz fin de año y feliz inicio de un nuevo año para todos aquellos que hoy (o cuando sea) me estén leyendo. A partir de mañana tocará empezar a construir y escribir sobre nuevos proyectos.
Hay años que es mejor nos los hubiéramos saltado, pero son piedras que nos ponen en la vida. Un saludico y feliz año.
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