miércoles, 27 de enero de 2021

Años que parecen siglos

Son años pero parecen siglos. Pasaron tantas cosas que mirando atrás apenas me siento capaz de reconocer algunas de aquellas con las que antes me identificaba. No lo decidí pero sucedió. De repente crecí mientras a mi alrededor el mundo se hacía cada día más pequeño.

A veces sucede que las familias se transforman, los hijos se pueden convertir en padres, los hermanos en extrañas figuras geométricas, los amigos en parientes cercanos, los mayores en pequeños y los pequeños en gigantes de hombros anchos y piernas enclenques. Aparecen maestros y aprendices y, de repente, lo obvio se abre camino: las personas débiles y frágiles necesitan amor y protección y lo demás puede esperar.

Quise recoger mi mente y esperar, al tiempo que expandía mi cuerpo intentando llegar allí donde parecía necesario hacerlo. Como panes y peces, multipliqué mis acciones para suplir las ausencias que más duelen y en el camino dejé atrás sueños, personas y palabras. Enmudecí, quizás porque escribir me parecía un acto frívolo de esos de los que se puede prescindir cuando la vida impone su imagen más dura y toca estar a la altura.