Hace unos meses compré por internet una chaqueta impermeable y transpirable. Azul.
Hace un tiempo salí a correr bajo la lluvia por el monte con mi chaqueta azul y los pies descalzos.
En el momento en el que más disfrutaba de las sensaciones que me aportaba el suelo blando y mojado algo se clavó en mi pie y el barro se volvió rojo, sólo un poco rojo. Tenía clavada una pequeña rama con grandes espinas. Al sacarla todo volvió a estar bien.
Seguí corriendo y llegué a casa con una nueva aventura más que contar. Mis pies eran invencibles y las piernas comenzaban a sentir que también lo eran.
Pasaron los días y dejó de llover. Pasó también el invierno seco y estéril, sin frío. Y llegaron los días en los que el sol gana y las noches menguan y con ellos volvió la lluvia.
Hoy tengo una chaqueta azul impermeable y transpirable guardada en un cajón. Llueve a mares pero no me la pondré porque sé que no podrá protegerme.
A veces la lluvia moja por dentro y el azul se vuelve rojo. A veces, sólo a veces, la lluvia moja demasiado y las chaquetas impermeables no sirven.
Cuesta leerte y no sentir un poco de esa lluvia.
ResponderEliminar(Otro que corre con huaraches)